La calle está expectante. Todo el
mundo a la espera. A la espera de algo que no se sabe qué es. Pero todos saben
que algo pasará.
En nuestros planes estaba un
futuro lleno de prosperidad y bienestar. Ahora no sabemos dónde acabaremos.
Cada vez son más las familias que
necesitan ayuda para llenar la nevera. Con lo básico: leche, galletas, pasta,
huevos, patatas, etc.
Atrás quedaron, tantos y tantos
proyectos, que difícilmente podrán ser retomados. Pero lo peor es que aun
sabiéndolo no nos hacemos a la idea.
En el colectivo estaba implantada
una forma de vivir que de la noche a la mañana ha dejado de existir. Por lo
menos para la mayoría.
Pero, ¿ahora qué?
Quién nos devolverá nuestros sueños. Sueños que ahora son pesadillas. Esas en las que en mitad de la noche te despiertan y piensas cómo saldrás este mes adelante.
Creo que todo se resume en una palabra: MIEDO.
Desde todos los enfoques que queramos mirarlo, no es otra cosa que miedo. Algo que desconocíamos hace unos años y que ahora nos toca afrontarlo.
No nos queda otra cosa. Pero es
fácil decirlo y difícil afrontarlo.
Lo único que cambia el color de esas pesadillas es la ESPERANZA. Por que otro tiempo que llegue sea mejor. Diferente a lo que vivíamos, pero donde triunfen las buenas prácticas y los ciudadanos. Pero quizás no llegue hasta que el sistema cambie. El capitalismo ha podido con nosotros. Solo le funciona a la banca y especuladores.
Luchemos por un mundo mejor. Todos unidos para que no nos quiten derechos
adquiridos. Que no puedan las mayorías políticas con aquello que nuestros
padres lograron con mucho sacrificio.
Podemos!!!
Podemos!!!